Hace dos semanas mis listas de Spotify desaparecieron. Una auténtica tragedia, desde luego, porque lo mejor que tiene esta plataforma es la capacidad para descubrir nuevos estilos, nuevas formas musicales y momentos bailables. Y almacenarlos todos, por supuesto. ¿Y qué has hecho? – os preguntaréis, pues…empezar de nuevo. Resulta complicado hacer memoria de la cantidad de playlist que puedes acumular en pocos años, pero poco a poco, una cosa te lleva a otra y vuelves a retomar al ritmo. Los que no haya encontrado aún, volverán a sorprenderme en unos días.
Una de las búsquedas que hice fue la de Amy Winehouse. Un icono. La capacidad de esta cantante para nacer, crecer, arrasar y morir ha sido mucho más apresurada que la de la mayoría de los artistas. Muchos Grammys, mucha vida y mucha historia envuelta de temas con profundidad encarnada en los fondos londinenses y un estilo marcado por Camdem Town y los conciertos del Blues Kitchen. Volví a escuchar su voz y volvió a conquistarme el roce del ronquido de su aire un tanto nasal. Un privilegio. Un icono que ya no está…
Porque…los iconos, poco a poco, han ido desapareciendo y no existen realmente nuevos que vengan detrás a sustituirlos…¿o sí?
No me caben en este ni en todos los posts que pueda escribir, los innumerables nombres de grandes de la música que perviven en nuestros oídos pero cuyas figuras han desaparecido. Y no quiero mencionar a unos y dejar a otros en cola. Pero ya sabéis de qué va la cosa. A ellos se les vio venir y marcaron el concepto musical de muchas generaciones de grupos musicales y de artistas. Pero, ¿se les ve venir a los que llegan ahora? ¿Se ha acabado la era de los iconos y lloraremos siempre por la pérdida de aquellos que no nos han podido dar más melodías? O quizás aún una pregunta más peliaguda: ¿cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿Subestimamos los nuevos géneros porque somos hijos de una transición musical? ¿O subestimamos a los nuevos artistas, simplemente por el hecho de que son jóvenes y no vemos en ellos el carácter de los antiguos? cualquiera de estas opciones puede ser posible, pero en el interior de cada uno de nosotros sabemos que habrá momentos musicales que son insustituibles, así que tratemos de disfrutarlos mientras todavía existan sus iconos. Si estás leyendo este blog es porque tú también tienes los tuyos. Aquí os dejo otro momentazo de los que marcan mi recuerdo.
Ecos de pentagrama 